Adiós amigo.
Vi su rostro.
Y platiqué con el.
Le recordé de aquella vez que se cayó al pozo y mi papá fué en chinga a sacarlo.
De cuando yo llegué de la ciudad a vivir aqui y como me enseñó a jugar canicas.
Le recordé de cuando lo veía con su novia cuando salíamos de trabajar (porque incluso trabajamos en el mismo lugar hace ya mucho tiempo).
Me tomé una cerveza a su salud.
Y le dije que no se preocupara, que sus hijos estarán bien.
Habemos mucha gente al rededor que estaremos al pendiente.
Le dije: “ya vas a estar con tu papá”.
Y también le pedí que nos viera de vez en cuando.
Y juro que lo vi sonreír.
Y recé.
Toqué el vidrio que lo cubre.
Y me despedí de el.
Descansa en paz amigo mío.
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