Recuerdo que comencé escribiendo acerca de la luna.
Y entonces la luna era fría y tenebrosa.
Era la luna de los lobos y vampiros.
Recuerdo que escribía sobre la noche.
Hablaba de su negro y tétrico manto.
De como cubría a los demonios.
A los monstruos.
De su oscuridad asfixiante y aplastante.
Recuerdo que escribía cosas de las estrellas.
Como silenciosos testigos de la rapiña y la maldad humana.
Anunciantes terribles de catástrofes por ocurrir.
Recuerdo que el diablo era malo.
Y no existía el amor.
Ahora escribo de la luna.
Amo a la luna.
Ahora escribo de la noche.
Y amo todas las noches.
Ahora escribo de las estrellas.
Y veo corazones en todas ellas.
Satán se redimió.
Y el amor en mi nació.
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