Domingo.
Abro los ojos y el sopor de la inconsciencia poco a poco se evapora.
El ruido comienza a introducir su basura en mi cabeza.
He despertado.
Me despido de la protectora oscuridad y me sumerjo en la luz de día.
Tan asquerosamente cálida y amistosa.
Y soy de nuevo un número.
Un zombie más en shorts deportivos.
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